Fuente: Interempresas

A pesar de las limitaciones legales actuales, cada vez más agricultores se están formando como pilotos aplicadores de productos fitosanitarios con drones. Iniciativas como el Grupo Operativo DRONSafe, que ha comenzado sus ensayos en fincas del País Vasco, Castilla y León y Extremadura, buscan generar la evidencia científica necesaria para que estos sistemas sean reconocidos legalmente como alternativa viable a los tratamientos convencionales.

El proyecto pretende demostrar que el uso de drones puede reducir la exposición ambiental y humana frente a métodos aéreos y terrestres tradicionales. Para ello, se están evaluando parámetros como la deriva, la generación de residuos o la exposición del operador, en escenarios típicamente mediterráneos. Esta línea de trabajo toma el relevo de proyectos previos como GO PhytoDron, cuyos ensayos en viña, olivo y cítricos ya han arrojado resultados esperanzadores: en algunos casos, la deriva con dron se reduce a menos de la mitad frente a otros sistemas.

Mientras tanto, el interés del sector no cesa. Solo en la escuela Aerofor, 250 agricultores se han certificado recientemente, y empresas como Ilerdrón están ofreciendo formación, asistencia técnica y venta de drones adaptados. La comunidad agrícola y científica reclama una categoría legal intermedia para drones, que permita registrar productos fitosanitarios específicos y abrir la puerta a una aplicación aérea de precisión, más segura y eficiente.

La tecnología avanza más rápido que la normativa, pero el sector se está organizando para que Bruselas adapte su regulación a esta realidad creciente.

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