La utilización de la técnica de la conductividad eléctrica aparente del suelo (CEa) está ganando protagonismo como herramienta de apoyo en la agricultura de precisión. En esta lectura se explica cómo esta metodología permite captar la variabilidad espacial del suelo —relacionada con propiedades como textura, humedad, salinidad o estructura— y segmentar las parcelas en zonas homogéneas para un mejor manejo agronómico.
De este modo, los agricultores pueden adaptar el riego, la fertilización o la maquinaria a cada zona, optimizando recursos, reduciendo costes y mejorando la eficiencia. Es una herramienta que facilita el paso hacia explotaciones más digitalizadas y sostenibles, integrando sistemas de sensores, cartografía y análisis de datos como componentes clave de la gestión agrícola de hoy.
En este artículo se presentan dos ejemplos de la aplicación de la medida de la CEa en parcelas de cultivos extensivos.
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